"El arte es un regalo"
Continuando el proceso de "Madame Mao y yo"
¡Hola a ti que estás del otro lado de la pantalla! De nuevo nos encontramos entre palabras y líneas. Confieso que en los últimos días caí en la trampa de creer que quería escribir algo muy inteligente y trascendental y nada parecía llegar a esa categoría. - Ejem... me dijo mi voz interna, no era que ibas a contar tu proceso? Ya, ya, se me había olvidado, esta cabeza mía....
Pues al grano: tuve una semana dura. Agarrotamiento de espalda, dolor de cabeza y luego migraña y agotamiento físico. Mi cuerpo parecía gritar: - que vamos muy rápidooo!
¿Qué sucedió? Una de las cosas fue, que entramos a aguas más profundas de la vida de Madame Mao y a la vez quise resolver mi vida personal en un sentón. En un ensayo dirigido por Palma, al llegar al final de la obra, nos encontramos presenciando sobre el escenario, con el material que tenemos, la destrucción y la muerte que causó la última esposa de Mao Zedong. Palma tenía lágrimas en los ojos, yo sorprendida, temblaba por las fuertes emociones que había expresado como Madame Mao. Sin miedos, simplemente aceptando lo que en ese momento se quiso manifestar.
En mi sorpresa, se me atropellaron mil preguntas: ¿cómo perdió Madame Mao su humanidad? ¿Por qué nos toca a nosotras crear esta obra? ¿Qué me conecta a ella? ¿Es que ella aún tiene un último mensaje para comunicarnos? Y no, aun no encuentro las respuestas. Y está bien porque el arte es también para cuestionar.
Salí del ensayo creyendo que todo lo vivido se quedaba entre las 4 paredes donde ensayamos, pero con el teatro las cosas no funcionan así. Te vas fusionando a tu personaje, comienzas a ver la vida con sus ojos también, las emociones se mezclan, porque las emociones las tenemos todos y no tienen exclusividad. Creí que Madame Mao dormía y yo podía aprovechar para profundizar en mis temas personales, ser una super mujer, una acróbata que se puede esquivar las situaciones de la vida. Mas no lo soy, mi cuerpo puso el alto y dijo: - vivamos el presente a pasos pequeñitos.
En el último ensayo, con la dulce dirección de Palma, Madame Mao y yo lloramos como locas, como un bebé abandonado. Qué belleza, poder abrir, soltar resistencias personales. Una mujer tan dura y rígida como fue ella, me mostró mi rigidez, mis emociones que estaban atrapadas, toqué cierta libertad.
Con todo lo que sucede, quiero decirte que amo a Madame Mao, amo lo que estoy descubriendo, amo entregarme, amo que la creación de este solo sea mi prioridad. Ha invadido mi vida y creí que podía separar y gestionar mis emociones "externas" de esta obra. Estamos abriendo lugares inesperados, lugares que necesitan ser vistos, expresarse y por fin, ojalá, encontrar su paz.
De conclusión sólo quiero escribir cortamente: el arte es un regalo.
Si tienes preguntas o comentarios, escríbeme sin dudarlo! Me encanta saber qué piensas, opinas o cuestionas. Un besazo enorme!